Me he acostumbrado a contaros cada cuaresma, bien en el anuario de la hermandad, bien en estas páginas, lo que sucedió hace un siglo y como la prensa de la época lo reflejó. Este año se trataría de hablar pues de 1925, una fecha que ya ha salido a relucir en el blog bastantes veces. Fue éste un año singular en el que la antigua efigie del Señor estrenó la túnica de tisú de oro confeccionada por las hijas de maese Farfán y donada por dicha familia1, y en el que lució así mismo una nueva corona de espinas hecha y regalada por el escultor Joaquín Bilbao2. ¿Cómo traer algo nuevo que aún no hayamos dicho sobre aquella Semana Santa? Bien, no hace mucho, nuestro veterano hermano Fernando Machuca Hernández de Santaolalla donó a la hermandad la colección de fotos y recuerdos de la misma que ha reunido a lo largo de sus muchos años de hermano. Fernando, vecino entonces de la calle Matahacas, se apuntó en la cofradía en 1951, con sólo catorce primaveras, y como es de los que nunca faltó a los cultos principales de la hermandad, y siempre le ha gustado guardar todas las estampas recordatorios de esos cultos y coleccionar fotos relativas a la misma, imaginad lo que ha entregado ¡Una maravilla!.
Nuestro Padre Jesús de la Salud en la mañana del Viernes Santo de 1925. Archivo Hermandad Sacramental de los Gitanos. Fondo Fernando Machuca Hernández de Santaolalla |
Como pertenezco al grupo de archivo, tuve la oportunidad de echar un vistazo cuando fui ayudar a nuestro hermano Enrique Casellas Rodríguez a la elección de fotos para la película "La Hermandad de los Gitanos". Entre ellas vi una que inmediatamente identifiqué como de 1925, porque la antigua efigie del Señor viste la túnica de Farfán. Está tomada en la plaza de la Encarnación. Al fondo, a la izquierda, se puede ver el edificio que Juan Talavera Heredia construyó sólo unos años antes en la calle Regina, y a la derecha la esquina de otro que también se conserva, el del bar La Centuria. Se ven la Cruz de Guía, el Senatus y la bandera del Señor, las únicas insignias que llevaba el paso de Cristo, y poquísimos nazarenos, un tanto desordenados, porque hay antifaces morados y negros.
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Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Serrano. |
Recurriendo al archivo Serrano de la hemeroteca municipal, es bastante conocida una instantánea de nuestra cruz de guía abriendo el cortejo en el regreso de la cofradía de ese año. Ahí ya aparecen un poco más organizados. Vemos sobre los rieles del tranvía al pequeño grupo vistiendo la túnica blanca de cola con cinturón de esparto y el antifaz morado propio de los nazarenos del paso del Señor. Está tomada ya en el lado este del mercado de la Encarnación, en el tramo que va de la actual calle Alcázares (entonces llamada Coliseo) a Imagen. Se puede ver la marquesina del despacho de aceites de Joaquín Narbona Delgado, en la accesoría del número 15 de la plaza. Al fondo, a la altura de lo que hoy es el café Alcázares, se adivina ya un candelabro del paso del Señor. Dos chiquillos llevan las bocinas que escoltan a la cruz, aunque un par de nazarenos con cirios y el que porta la bandera del Señor se han adelantado para salir también en la foto de Serrano. Unos pasos más atrás el Senatus y pocos nazarenos más.
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Fototeca municipal de Sevilla. Archivo Serrano. |
Otra foto también de 1925 es una en la que figura el palio de la Virgen de las Angustias, detenido también en el número 15 de la plaza, unos metros más adelante, en la otra accesoría, que ocupaba la taberna de montañés Fermín Quijano Capdevilla, "La Antigua de Carpio", justo donde un rato antes se ha parado el paso de Cristo y el mismo Serrano ha fotografiado al Señor con su flamante nueva túnica. Una abigarrada multitud de paisanos marcha delante, pero sólo hay una media docena de nazarenos en la presidencia, con el antifaz negro de los nazarenos de la Virgen. ¿Será uno de ellos "Pepe Bocio"? José Bocio Jiménez, teniente hermano mayor, es quien ha firmado ese año los dos escritos al ayuntamiento donde en un primero se indica el recorrido y en el segundo se solicita el acompañamiento de fuerzas de seguridad3. Algunos parecen mirar a la puerta del establecimiento. Probablemente los pasos han parado allí porque estén cumplimentando al propietario, quizás uno de los muchos industriales que han colaborado con una pequeña aportación para que la cofradía pueda salir.
Un mes antes, durante la cuaresma, el diario El Liberal había dado el siguiente aviso:
La cofradía de los gitanos
La popular cofradía del Cristo de la Salud y de la Virgen de las Angustias, conocida por la cofradía de los gitanos, establecida en la parroquia de San Román, comenzará en la próxima semana su anual postulación por comercios, industrias, etc., con objeto de recaudar fondos que le permitan hacer estación en la próxima Semana Santa.
Como se trata de la Hermandad más pobre y humilde, al mismo tiempo que una de las más simpáticas por su modestia, de esperar es que mediante la ayuda de todos, los hermanos del Cristo de la Salud obtengan en su postulación el éxito a que son acreedores.
¿Quién sería el periodista que quiso hacer este llamamiento?
Si a algún sevillano de hace un siglo le hubiéramos preguntado el nombre del periodista más famoso de la ciudad, habría contestado seguramente que "Galerín", apodo con el que firmaba las noticias locales en el diario El Liberal el sanluqueño Agustín López Macías4. En la crónica de la madrugada de ese año, publicada el Sábado Santo, Galerín escribe:
Los pobrecitos gitanos
El día le ha dado un empujón á la noche cuando avanza por la carrera la modestísima y simpática cofradía de los gitanos. Vienen pocos nazarenos: pero ellos no tienen la culpa. Las listas están abiertas para quien quiera entrar. ¡Si no vienen, que vamos á jacerle.../ Los gitanos le cantan sus coplas á Pare mío de la Salú, que avanza casi sólo. En el paso de la Virgen, sencillo y sin lujo, hay también pocos nazarenos. ¡Con lo bonita que es la Virgen chiquita de los gitanos!
- ¿No te canta á tí nadie, Paloma? ¿Tos ar Cristo? Ahora verá tú a un gitanito cantarte:
Toitos le cantan ar Cristo
y yo a tí te voy a cantar
porque eres chiquita y bonita
Mare mía de San Román
Se ve que Galerín conocía aquellos piropos de "Chiquita y bonita" que Manuel Torre le dedicaba a nuestra Virgen en sus saetas. En otra parte del mismo número comentando las saetas cantadas, recoge con cierto sarcasmo una que no nos resistimos a traer aquí:
En medio e San Román estamos
y toitos te miramos atentos
toitos te acompañamos
porque tós semos flamencos
Galerín no menciona ninguno de los importantes estrenos de la hermandad ese año, y su tono condescendiente hablando de los "pobrecitos gitanos" no es óbice para que, en ese mismo número, en las páginas de información general, aparezca un suelto advirtiendo a la autoridades sobre las personas que han llegado a la ciudad para las fiestas de primavera titulado "Los pobrecitos pobres y los gitanitos", con perlas como esta:
Y por si fuera poco, se han desbordado los gitanitos que estarán acampados en las afueras (...) Las gitanas, con su corte de gitanitos chicos y grandes, deben ser retiradas de la circulación por los agentes de la autoridad, que nada hacen por impedir que se moleste al público.
¡Vaya! ¡Menos mal que el Liberal era el diario "progresista" de la ciudad! Pero volviendo a esta última fotografía de Serrano, se observa que nuestra antigua titular va bajo el palio negro con corbatas en las esquinas que fuera de la Virgen del Rosario de Monte-Sión y cuya hechura fechan los estudiosos sobre 1881. ¿Sin lujo? Ese palio y el manto antiguos siempre se atribuyeron en nuestra hermandad a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que según el profesor Francisco Amores Martínez ya lo había reformado para Monte-Sion en 1895. Volvió a pasarlo ya en manos de nuestra hermandad, y al motivo vegetal asimétrico original que se repite en cada paño de las bambalinas le añadió en la parte inferior una extensión de los tallos adaptada a la forma de las caídas y al fleco de pasamanería. Aparte, por supuesto, de retocar la heráldica. En la foto es patente que el óvalo con el corazón agustino es de factura más reciente que el resto de bordados del escudo y se ve mucho más claro. Lo menos afortunado del nuevo diseño quizás sea lo alta y suelta que quedaba la corona, que revelaba abiertamente que una vez había formado parte de una crestería. Otro detalle que nos gustaría subrayar es el de las jarras del paso de la Virgen, donde las flores están dispuestas en forma cónica.
La última foto, de nuevo del paso del Señor, esta tomada ya en la plaza de Argüelles, en su número 2, que es donde tenía su barbería Manuel Selma Vallaga, cuyo rótulo aparece. No es esta vez Serrano su autor, sino Sánchez del Pando. En ella se puede apreciar aún mejor la escasas flores que aparecen salpicadas en el monte de corcho que simula la roca de camino al Calvario. Los cirios depositados en el mismo paso, el actual escudo de la hermandad en uno de los laterales del canasto del paso del Señor, pero sobre todo la iluminación de la primitiva efigie de Nuestro Padre Jesús de la Salud, bañado por la luz del sol en la mañana del Viernes Santo con esa maravillosa túnica bordada de tisú de oro de color hueso.
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Nuestro Padre Jesús de la Salud en la mañana del Viernes Santo de 1925. Foto Cecilio Sánchez del Pando. Archivo Hermandad Sacramental de los Gitanos. |
Y así transcurrió la mañana del Viernes Santo 10 de abril de 1925. ¡Cuánto han cambiado las cosas en un siglo! De ser una hermandad con las listas abiertas pero a la que pocos querían entrar, hemos pasado a un cortejo con miles de nazarenos. De tener que pedir por los comercios en cuaresma para que se pudiera hacer estación de penitencia, a manejar un generoso presupuesto. Quizás se perdió espontaneidad y autenticidad, pero en todo un siglo se ha ganado, y mucho.
1. Véase UN TROCITO DE TISÚ
2. Véase LA CORONA DE ESPINAS DE JOAQUÍN BILBAO
3. Archivo Municipal de Sevilla. Ferias y festejos. Año 1925. Expediente 3. D/669. El montante de la subvención ascendía a 1.545,56 pesetas.
4. Hemeroteca Municipal de Sevilla. El Liberal. 11 de abril de 1925. Sevilla, pág. 4.
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