jueves, 9 de junio de 2016

EL ESTANDARTE DE LAS MONJITAS TRINITARIAS

Ya dedicamos la primera entrada de este blog al antiguo estandarte realizado por los sucesores de D. José Caro en los años cuarenta, y contábamos como, al reconocérsele a la hermandad el carácter sacramental en 1956, se le añadió el bordado de una custodia en el único sitio que quedaba libre, sobre la corona, cosa que no se correspondía con el escudo oficial de la corporación nazarena que se iba a adoptar en las nuevas reglas de 1958.

Así estuvo en uso dicho estandarte algunos años, y de ese modo por ejemplo lo podemos ver en esa fotografía de la representación de nuestra hermandad que acudió a la coronación de la Esperanza Macarena que hace poco colgamos en el grupo de Facebook.

Sabían los hermanos que eso había que cambiarlo. Ya en el acta de un cabildo de oficiales celebrado en septiembre de 1963 se enumera la reforma del estandarte como una más entre las que se debían de acometer con más o menos urgencia, pero la cofradía aún andaba inmersa en el bordado del manto de la Santísima Virgen, y también estaba en la ilusión de todos hacerle en un futuro próximo unas potencias de oro al Señor de la Salud, así que el arreglo del estandarte se iba postergando. La hermandad no podía de momento asumir otra deuda más, pero ¿y sí lo hacía un grupo de hermanos a título partícular?

Creo que fueron Juan Antúnez Espada y Vicente García González, "Vicente Valencia", los primeros en comprometerse a apartar de su economía familiar cinco pesetas al día para la obra. Al menos eso parece desprenderse de las sencillas cuentas a base de crucecitas que llevó mi padre, que se unió al proyecto, como lo harían otros hermanos. Aparecen en la mayoría de los casos anotados en estas caseras cuentas sólo por sus nombres de pila, pero cualquiera que viviera la hermandad familiar de aquellos años puede reconocer quienes eran. Como detalle simpático, aparece registrado hasta el ingreso extra recaudado por la subasta de un habano entre los integrantes del grupo.

El caso es que reunieron, duro a duro, mes a mes, el dinero y decidieron donar un estandarte de nueva factura, para lo cual encargaron la obra de bordado a la Congregación de Hermanas Trinitarias de la calle Padre Méndez Casariego. En mayo del 1966, Sor María Ignacia del Corazón de Jesús les entregaba el recibo de las 46.000 pesetas que las monjitas cobraron por ello. La vara la había realizado Manuel Román Seco, al precio de 6.000 pesetas. En los libros de actas aparece reflejada la donación en julio de ese mismo año.



Aquel estandarte estuvo en uso hasta la época de la coronación, en que se restauró el antiguo de Caro, pasándosele los bordados a nuevo terciopelo y colocándosele la custodia en el sitio correcto, a la vista de lo cual, poco después, sobre 1990, se decidió usar el escudo del que nos ocupa en la confección del actual Banderín de la Bolsa de Caridad.


Función Principal de Instituto de 1970

Función Principal de Instituto 1977. Antonio Moreno Bermúdez, padre de nuestro actual Hermano Mayor, y que entonces ocupaba idéntico cargo, hace protestación de fe en presencia del estandarte.

Las sencillas cuentas de los donantes del estandarte


El estandarte ya transformado en Banderín de Caridad