sábado, 1 de junio de 2019

CLAVELES DE MIÉRCOLES SANTO

El 28 de marzo de 1934, en plena vorágine de la Segunda República, y después de dos años de ausencia de procesiones, aparece en el diario madrileño La Nación esta pintoresca noticia (1):



LOS GITANOS DE SEVILLA PREPARAN CON GRAN ENTUSIASMO LOS "PASOS" DE SU COFRADÍA

SEVILLA.- Los gitanos se dedican, llenos de entusiasmo, a preparar los "pasos" de su Cofradía, para sacarlos en procesión durante la madrugada del Viernes Santo.
La inmensa mayoría de los gitanos han llevado, además de cirios, hermosas canastas de claveles y flores para el Cristo de su Cofradía, establecida en la parroquia de San Román. Están tan fervorosamente entusiasmados, que los trabajos para preparar los "pasos" los simultanean con sentidas saetas, cantadas en honor de las Imágenes.

Llamo a la noticia pintoresca, porque así puede parecerle a algún joven hermano que nos lea. Los más mayores -y todavía no somos tan viejos- sí que hemos conocido algo parecido a aquello. Unos viernes atrás, finalizados los cultos, charlábamos un grupo de hermanos y hermanas de aquella costumbre perdida no hace tanto, de aquellos Miércoles Santos en los que la fragancia de tan sevillanas flores inundaba la vieja parroquia. Creo que fue Milagros Moreno quien recordó aquellos barreños de zinc rebozantes de rojos claveles, con sus tallos recién cortados, que hermanos y devotos traían para el Señor de la Salud. Y es que durante los días de papeletas de sitio se repartían con éstas unos sencillos impresos con un recordatorio: Que el Miércoles Santo no falte tu ofrenda de un clavel rojo para el exorno del paso... Aún conservo algunos en casa de los que mi padre encargaba a Manuel Ruiz Japón, el impresor de la calle Betis. La mayoría de las veces sobre un papel tan rojo como los claveles que se solicitaban, aunque en alguna otra ocasión se reservó tal color para la tinta de la tipografía.






Pero ¿por qué se perdió tan bonita costumbre? En los años sesenta y setenta de mi niñez, cuando la hermandad era todavía una gran familia, aún se conservaba. No fueron las modas, ni el buscar flores más exóticas, como las rosas color sangre que ponen a sus benditos pies en estos últimos años. Supongo que la hermandad creció tanto que ya sobraban claveles, tampoco había las mismas urgencias económicas y, bueno... si tal cantaor o tales futbolistas se habían ofrecido a costearlos, todos iguales y del mismo tono de color ¿para qué seguir pidiendo un clavel a cada hermano? (2)

Los pasos, ya montados en San Román, un Míércoles Santo en los años setenta. Foto: Joselón Ortega Ezpeleta.

Yo contestaría que era también una manera de acompañar al Señor, y que tu devoción, simbolizada en la ofrenda de unas flores, estuviera presente toda la noche junto a Él. Después, ya en el Domingo de Resurrección, siempre había alguien piadosamente dispuesto a llevárselas a los hermanos difuntos, al cementerio de San Fernando. En ese sentido me ha gustado que este año nuestra priostía, siempre tan pendiente de los detalles, haya tenido la atención de bajar unos ramos de las que exornaron los pasos al columbario.

En fin, recuerdos de otros tiempos pasados, de costumbres que se perdieron, que hoy hemos querido traer a estas páginas para los que no las conocieron.



1.- Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España. Diario La Nación, edición 28-III-1934. Pág. 7.
2.- Recuerdo que algún año las donó el recientemente fallecido Antonio Cortés Pantoja "Chiquetete" (q.e.p.d.), y en otros los futbolistas Rafael Gordillo y José Ramón Nimo.