martes, 1 de mayo de 2018

LA CORONA DE ESPINAS DE JOAQUÍN BILBAO

Contábamos el mes pasado como en la madrugada del Viernes Santo de 1925, además de aquella túnica de tisú que le regalara la familia Farfán, la antigua imagen del Señor de la Salud estrenó una nueva corona de espinas, tallada y donada por el escultor sevillano D. Joaquín Bilbao. Prometimos entonces traer aquella corona a estas páginas, porque su historia viene envuelta en curiosos detalles que ayudan a entender mejor la hermandad de esa época

La prensa sevillana estuvo atenta al estreno, y en su edición del 31 de marzo de 1925 el diario El Liberal informaba de una singular "Coronación del Cristo de los Gitanos" efectuada días antes en San Román, en concreto el día 28 (1).

El Liberal, edición de 31 de Marzo de 1925.


La Coronación del Cristo de los Gitanos
En la tarde del sábado tuvo lugar en la iglesia de San Román la solemne ceremonia de la coronación de Nuestro Padre Jesús de la Salud, conocido vulgarmente por el de los gitanos.
La corona, que es de cedro, ha sido tallada y regalada por el ilustre artista señor Bilbao (don Joaquín).
Dicho artista acudió al acto, invitado por la Hermandad.
También concurrieron muchos cofrades y fieles.
Terminado el acto, se cantaron ante Nuestro Padre Jesús varias "saetas", y en la sacristía fue obsequiado el señor Bilbao con un bien servido "lunch", cantándose también "saetas" en gran número.
La fiesta fue muy agradable.

El  antiguo Señor de la Salud retratado ante una de las puertas de San Román con la corona de espinas de Joaquín Bilbao.

Joaquín Bilbao Martínez (1864-1934), hermano del conocido pintor Gonzalo, se había labrado ya en esa época un nombre en el mundo de las bellas artes. Dentro de la imaginería religiosa son conocidas sus intervenciones en la hermandad del Valle, donde restauró a los sagrados titulares y realizó el romano y los sayones del paso de la Coronación, pero sobre todo destaca el imponente Jesús del Dolor que gubiara para la hermandad de las Cigarreras, todo un tratado de anatomía y probablemente su obra cumbre, que sin embargo, por su gran tamaño, no fue aceptado por la Sevilla cofrade de entonces. Para la catedral sevillana intervino en el mausoleo del Cardenal Spínola, en el retablo del Cristo de Maracaibo o en la puerta de la Concepción, pero quizás lo más conocido de su obra es la estatua ecuestre de San Fernando que preside nuestra Plaza Nueva desde 1924, un año antes de esta peculiar "coronación" de nuestro antiguo Titular. Es ahí donde comienza la intrahistoria de nuestra entrada de hoy.


Joaquín Bilbao, como muchos escultores y pintores, se sirvió en más de una ocasión de modelos gitanos, especialmente herreros. El duro trabajo de la fragua marcaba la musculatura y hacía a estos hombres ideales para el posado. Ya para su Cristo de las Cigarreras, en 1916, había utilizado como modelo a Antonio Leira Heredia "Pichili" (2), machacador en la fragua de los Lérida de la calle Sol, pero es en los primeros años veinte, cuando se está terminando el monumento a San Fernando, para el que "Pichili" posa haciendo del Santo Rey, cuando se inicia esta relación con la hermandad. Aquella Sevilla previa a la Exposición estaba cambiando mucho. Poco a poco dejaba de ser la ciudad rural que siempre fue. Eso y la llegada de la mecanización hacía decaer el antiguo oficio de la herrería, así que a "Pichili" no le pareció mal dedicarse profesionalmente a estos menesteres, que ocuparon la mayor parte de su prolongada vida. Pero además, por su mediación y aunque esporádicamente, otros hermanos, como Juan Antonio Lérida Bermúdez o Miguel Niño Rodríguez "El Bengala", también frecuentaron los estudios de los artistas. Así posan igualmente para Enrique Pérez Comendador, discípulo de Bilbao, y para alguno más de los escultores que intervinienen en aquel monumento. Pocos sevillanos que pasan junto a la estatua del Rey conquistador de la ciudad conocen que tras la figura de éste y entre las de Alfonso X, Garcí Pérez de Vargas, el almirante Bonifaz y Don Remondo, que flanquean su pedestal, se esconde aquel grupo de hermanos de la Hermandad de los Gitanos. De un modo u otro, fueron ellos los que convencieron al escultor para que tallara y regalara esa corona al Señor de la Salud de la que hoy tratamos.

Joselito Lérida, que estuvo de chiquillo en aquella imposición de la nueva corona de espinas -no en vano su padre Juan Antonio Lérida fue como hemos dicho uno de los modelos- recordaba perfectamente aquel entrañable acto, e incluso me llegó referir la letra de una de las saetas que cantó Miguel Niño Rodríguez "El Bengala" (3).

"Quién te ha regalao esa corona, a Tí te ha dao una fortuna,
Pare mío de la Salud,a Tí te había dao una fortuna.
La ha hecho Joaquín Bilbao, el Rey de las esculturas".

Aquella gruesa corona, hecha a imitación de la de Jesús del Gran Poder, se usó hasta al menos 1928. Ya en los años treinta se ve en las fotos al antiguo Señor de la Salud con una más finita, en consonancia con las que había llevado antes. Suponemos que, ya en desuso, se perdería en San Román como tantas cosas en los sucesos de aquel funesto 1936.



1.- Como ya anotamos en la entrada sobre la túnica de Farfán, el diario El Liberal, en la página 4 de su edición del 25 de Marzo de 1925, daba noticias de la donación de la corona de espinas por D. Joaquín Bilbao, refiriendo que aquella misma tarde iba a serle entregada a la hermandad. No sabemos que motivos lo impidieron, porque días después, en la edición del 31 del mismo mes, se aclara que la entrega se realizó finalmente el 28 de Marzo.
2.- Sobre Antonio "Pichili" es interesantísimo el artículo que el pintor Juan Antonio Huguet Pretel publicó en el nº 58 del Boletín de las Cigarreras, en Febrero de 2014. Huguet no nos aclara sus apellidos. Era tan conocido por su sobrenombre que  hay discrepancias en torno a estos. Para el recientemente fallecido periodista Nicolás Salas, en su novela "Morir en Sevilla", editada por Planeta en 1986, eran Heredia Lérida. El escultor Enrique Pérez Comendador lo recordaba como Antonio Heredia (ABC de Sevilla, 24/6/1971 pág.15). Manuel Ferrand como Antonio Leiva (ABC de Sevilla, 26/3/1977 pág. 45). Nosotros hemos optado por poner el nombre y apellidos con los que aparece en la esquela que la Escuela Superior de Bellas Artes publicó a su muerte, Antonio Leira Heredia (ABC, 30/3/1977 pág. 53).
3.- Nicolás Salas relata la anécdota de la confección de esta corona en "Morir en Sevilla", incluyendo la letra de aquella saeta del Bengala. Me consta que D. Nicolás (q.e.p.d.) aparte de manejar una profunda investigación en la hemeroteca, entrevistó sobre el particular a José Lérida y Vargas, de ahí el protagonismo del padre del tío José en el pasaje que dedica a la hermandad.