lunes, 1 de marzo de 2021

UN FRAILE CAPUCHINO Y SU DIVINA PASTORA

En el frontal de los respiraderos del paso de la Virgen de las Angustias encontramos una imagen de la Santísima Trinidad coronando a la Divina Pastora. A nadie extraña que esta advocación, tan genuinamente sevillana, aparezca en un lugar tan destacado de la orfebrería de nuestro palio, pero quizás no todo el mundo conozca los motivos.

En la década de los cincuenta del pasado siglo tuvo su importancia en el devenir de nuestra hermandad un fraile capuchino que era todo un personaje en la ciudad. Nos referimos a Fray Juan Bautista de Ardales, nacido Manuel Zurita Carvajal en dicha localidad malagueña en 1884, y fallecido en Sevilla en 1960.

Fray Juan Bautista de Ardales retratado por Enrique Orce en 1941.
Al fondo su gran devoción, la Divina Pastora.


Fray Juan de Ardales comienza su colaboración con la hermandad en 1954, cuando la corporación, con su infatigable gestor mayordomo José Lerida y Vargas al frente, se haya inmersa en la tarea de realizar un retablo que cobije a nuestros titulares en su capilla de San Román. Se encomendó al religioso capuchino la dirección artística de estos trabajos, y es a través suya como el diseño de la obra se acaba encargando a un joven imaginero ayamontino que por esas fechas trata de abrirse camino como discípulo del ya consagrado Sebastián Santos Rojas. Nos referimos a José Vázquez Sánchez, cuyos méritos el de Ardales debía conocer ya bien, por sus constantes visitas al taller de Santos, de quien era director espiritual y con el que mantenía una gran amistad. Los precios de Santos Rojas eran desorbitados para la economía de la hermandad, y además, por las fechas se hallaba centrado en la hechura del Señor de la Cena. Quizás por esto nuestro fraile aconsejó optar por el discípulo.


Boceto del retablo para la capilla dibujado por José Vázquez Sánchez en 1954.

José Vázquez Sánchez proyecta un retablo de tres calles y un único cuerpo, en cuya predela, a los pies del Señor de la Salud figurará el sagrario. El coronamiento, con colgaduras en forma de guirnaldas, se remata con  el escudo de la corporación, con la custodia en el centro, aludiendo al carácter sacramental que de antiguo había ostentado la hermandad (1), y escoltando el escudo dos angelitos con atributos pasionistas. Uno con la caña de hisopo y la esponja del vinagre, y el otro con una escalera.

Claro que para que el retablo de tres calles estuviera completo era necesario realizar la imagen de un San Juan Evangelista que acompañara al Señor y a la Virgen, y que sustituyera al que la hermandad perdió en julio de 1936. Hasta entonces se había recurrido en el montaje de los quinarios al San Juan de la hermandad de la Exaltación. Con la intención de dotar de rasgos gitanos al discípulo amado, Vázquez toma como modelo a un sobrino del propio Joselito Lérida que por esas fechas tenía diecisiete años, la edad que tradicionalmente se le ha supuesto al evangelista durante la pasión (2). La imagen se bendijo por el mismo Fray Juan de Ardales el 23 de Enero de 1955, apadrinando el acto la hermandad de la Cena. En cuanto al retablo, de cuya talla se encargaría José Oliva Castilla, tardaría algo más en llegar, bendiciéndose el Domingo de Pasión 27 de marzo del mismo año (3).


Recorte de "La Hoja del Lunes", edición del 24 de enero de 1955, página 10.


La hermandad seguiría contando con el asesoramiento del religioso para futuros proyectos, y así le dieron también la dirección artística de los nuevos respiraderos para el paso de la Virgen, cuyo frontal se estrenaría en 1957. Curiosamente, el diseño de esta nueva obra se encargó también a otro discípulo aventajado de Sebastián Santos, ya independizado por estas fechas: Francisco Buiza Fernández. Además del diseño, Buiza modeló las figuras que aparecerían en las distintas capillas de los respiraderos. Los trabajos de orfebrería y fundición corrieron a cargo de José Jiménez Jiménez y Julio Martínez Ruiz.


Fray Juan de Ardales y Sebastián Santos Rojas en el taller del escultor, junto a una Divina Pastora realizada para Antequera.


Tenía Fray Juan de Ardales un piadoso fervor por la Divina Pastora de las Almas, advocación que surge de la aparición mariana que tuvo el también capuchino Fray Isidoro de Sevilla. Buena parte de su vida la dedicó a fomentar su devoción, fue el principal artífice de su coronación en 1922, e incluso adquirió a lo largo de los años una colección de objetos artísticos pastoreños que hoy se conservan y podemos contemplar en un pequeño museo que tienen los capuchinos en su convento de la ronda. Cuando el religioso asume pues la dirección de los trabajos en nuestros respiraderos, no pudo evitar sugerir a la hermandad que fuera la Divina Pastora, coronada por la Santísima Trinidad, la iconografía que apareciera en su frontal. A punto estuvo de no ser finalmente así, porque cuando ya José Lerida deja la gestión de la mayordomía, y se terminan los laterales de los respiraderos, hubo un intento de reformar el frontal a fin de colocarle la Virgen de los Reyes que se había hecho para uno de ellos, cosa que afortunadamente desaconsejo el orfebre (4). Toda la iconografía de aquellos antiguos respiraderos se respetó cuando se hicieron los actuales de plata en el 2009. El escultor y hermano de nuestra cofradía Fernando Aguado realizó las nuevas miniaturas y en la capilla del frontal colocó a la Divina Pastora coronada por la Trinidad, aunque con la cara de las Angustias, aludiendo así también a la coronación canónica de nuestra Titular.


Detalle del frontal de los respiraderos con la Divina Pastora realizada por Fernando Aguado.



Para concluir, lo que el pastoreño Fray Juan de Ardales no llegó nunca a prever, y seguramente le habría gustado, es que mucho años después de su muerte, cuando nuestra corporación inauguró su actual santuario, la hermandad de la Divina Pastora de Cantillana, de la que era capataz nuestro querido Alberto Gallardo, regalaría un cuadro de su titular realizado por el pintor y prioste de la misma José Antonio Rodríguez Hidalgo, que hoy podemos ver en una de las capillas laterales, tras la imagen de Sor Angela de la Cruz.


1.- La hermandad por entonces aún no había conseguido que se le reconociera el título de sacramental, aunque ya bullía esa idea que se ve realizada dos años más tarde.
2.- Que el modelo del evangelista fue un sobrino de José Lérida Vargas es algo que siempre se comentó en la hermandad y que el propio tío José me confirmó en las conversaciones que mantuve con él, pero nunca he averiguado cual de sus sobrinos fue. Recuerdo que el boceto en barro de la cabeza del evangelista, regalado al viejo mayordomo por el escultor, presidía la salita de su domicilio cuando yo lo visitaba. 
3.- "La Hoja del Lunes", edición de 28 de marzo de 1955.
4.- Acta nº 47 de cabildo de oficiales celebrado el 17 de noviembre de 1958.