Llega septiembre y, un año más, la Hermandad se reúne a los pies de nuestra Bendita Madre el día que la Iglesia conmemora su natividad, en una solemne función que es para los más jóvenes hermanos feliz ocasión de reencuentro y para los que somos más viejos casi un ejercicio de nostalgia. Es en estos días grandes cuando más se echa de menos a los que ya faltan.
Aprovechando las fechas he pensado traer al blog un artículo que se públicó en el Boletín de la Cofradías en 1963, el año en que la Virgen dejó de procesionar por las calles del barrio como culminación al triduo que entonces se le dedicaba en este mes.
Fue en 1955(*), a propuesta del entonces joven prioste Juan Miguel Ortega Ezpeleta, cuando se acuerda celebrar en estas fechas un triduo a la Santísima Virgen de las Angustias que finalizara en una procesión en andas con rezo del Santo Rosario, pero lo que iba a ser una sencilla salida se acabó convirtiendo en una procesión de gloria en toda regla, con costaleros y banda de música incluida. Unos años tocó la de Educación y Descanso, que después se convertiría en la de la Cruz Roja, e incluso una vez se contrató a la Banda del Maestro Tejera. Por lo que se deduce de la lectura de los libros de contaduría no se reparaba en gastos: se colocaban banderas y gallardetes por las calles del barrio e incluso en 1955 aparece anotada una partida para cohetería. Paso y manto vinieron en 1958 desde Triana, según figura en la factura de un porte realizado. El manto era el de Madre de Dios del Rosario, patrona de capataces y costaleros. El pasito lo cedía D. Manuel Jaramillo García, hermano de la Sacramental de Santa Ana, por lo que es probable que fuera uno de los que se utilizaban en el Corpus Chico del viejo arrabal y guarda. Se utilizaban para iluminarlo los candelabros de guardabrisa del antiguo paso del Señor. El itinerario era Plaza de San Román, Enladrillada, Santa Paula, Plaza
de Santa Isabel, Plaza de San Marcos, Bustos Tavera, Peñuelas, de nuevo
San Román, Matahacas, Osario, Jáuregui, Plaza Ponce de León, Los
Terceros y Sol.
Cuando en 1958 la autoridad eclesiástica aprobó las nuevas reglas, tanto triduo como procesión pasaron al articulo séptimo del capítulo II, que decía: "En el mes de Septiembre y para solemnizar la festividad de la Natividad de la Santísima Virgen María, día éste dedicado a Nuestra Amantísima Titular, la Santísima Virgen de las Angustias, se celebrará en su honor un Triduo que terminará con Misa de Comunión General y Función Solemne, así como un Santo Rosario público por las calles de la feligresía, con acompañamiento de la Santísima Virgen, haciéndose estación en el Monasterio de las Madres Jerónimas sito en Santa Paula, como es ya tradicional".
Así, con estación obligatoria ante el monasterio de Santa Paula, se efectuó esta veraniega salida procesional hasta 1963, año que se acordó no realizarla por obras en la parroquia. El artículo que hoy traemos, publicado en el Boletín de las Cofradías con la firma anónima de "Un devoto", decía así:
Pero a pesar de lo que pronosticaba el artículo, en los años siguientes el Santo Rosario por las calles de la feligresía se sustituyó por una sencilla procesión en andas por las naves del templo, y después, cuando se aprobaron las reglas en vigor, se cambió también el triduo por una función. Con la llegada a nuestro Santuario, y puesto que la estructura de éste hacía imposible una procesión por el interior, la Virgen de las Angustias volvía a pisar la calle cada ocho de septiembre, pero ni siquiera en 2012, que se trasladó a San Román para solemnizar el 75 aniversario de su hechura, las monjitas de clausura de Santa Paula volvieron a tener la oportunidad de verla.
* Acta nº 18 de la reunión de la Junta Gestora celebrada el 26 de agosto de 1955, con asistencia de los gestores José María Loreto Lázaro, José Lérida Vargas, Joaquín Cordero Bernal, José Periáñez Rembado, Juan Miguel Ortega Ezpeleta, Guillermo Cantalapiedra García, Javier Lérida Vargas, Francisco Antúnez Garrido, José Manzano Pérez, José Manzano Camacho, Manuel Lérida García y José García González.
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