Hilando con toda la valiosa documentación que está sacando a la luz Juan Carlos Vázquez Alejo sobre Sebastián Miguel de Varas y demás hermanos fundadores, me gustaría recordar un episodio de la historia local que, si es que no fue protagonizado por estos mismos hombres y mujeres, si que tuvo que caerles muy de cerca, pues sucedió sólo seis años antes de la fundación de la hermandad.
Justino Matute y Gaviria, en sus "Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Noble y Leal Ciudad de Sevilla", nos da noticias de la mascarada que los gitanos sevillanos organizaron en 1747 para festejar la proclamación del monarca Fernando VI. No fue desde luego la única. Diversas entidades, colegios y gremios organizaron máscaras para la ocasión, y entre ellas hay que destacar la de la Real Fábrica de Tabacos, que es la que más se conoce por la serie de cuadros de Domingo Martínez que conserva nuestro Museo de Bellas Artes.
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Máscara de la Real Fábrica de Tabaco. Carro del Parnaso. Domingo Martínez. |
Sobre la de los gitanos dice Matute:
Tambien los castellanos nuevos, á quienes llamamos Gitanos, lucieron con la suya, ciertamente no correspondiente á su pobreza, sino al amor y lealtad que animaba á todas las clases del Estado.
Tuvo efecto este año á 11 de Febrero la máscara que los llamados Gitanos habian dispuesto en obsequio del rey D. Fernando VI, cuya idea fué representar la conquista de Méjico en un costoso carro, á que acompañaban várias cuadrillas de indios y bailarines, con que dieron mucho gusto, así por la propiedad de los trajes como por su singularidad.
El anónimo Bachiller Revoltoso, contemporáneo a los hechos y siempre atento a los sucesos más truculentos, añadía en su manuscrito que el fin de fiesta en Triana no fue muy afortunado:
En las fiestas que se hicieron con motivo de la subida a el Trono de el Sr. Don Fernando el Sexto, los gitanos de Triana lucieron una máscara muy vistosa con cuatro danzas de hombres y mujeres, que a el término divirtieron a la gente de Triana hasta muy entrada la noche, que la Ronda lo prohibió y en el tumulto para evitarlo resultó con una cuchillada uno de los ministros.
Pero quizás, el más prolijo a la hora de ofrecernos detalles sea el empleado de la Biblioteca Nacional Jenaro Alenda y Mira de Perceval en sus "Relaciones de solemnidades y fiestas públicas de España", pues en su labor recopilatoria de hojas sueltas y anotaciones dio con un opúsculo al respecto: Un romance publicado en una imprenta sevillana que versaba sobre el festejo organizado por los gitanos sevillanos:
Verdadera relación en un curioso Romance, en el qual da
noticia á un Caballero de la Ciudad de Xerez de la Frontera, otro de esta de
Sevilla, de la Máscara Joco-seria, con que la Nación Gitana ha celebrado la
Exaltación al Trono de nuestro Catholico Monarcha D. Fernando Sexto (Dios le
guarde) obsequiándole con la empressa de la toma de México, y prision de su
Emperador Motezuma, con las circunstancias, que verá el curioso Lector.
«Con licencia: En Sevilla: En la Imprenta de los Riojas y Gamboas, en calle de Genova.»
Principia en la plana primera, y al pie del encabezamiento, con estos versos:
sus alas rasguen el viento,
atropellando las nubes,
por la carrera de Phebo...»
Esta mascarada, que salió, como se expresa en el mismo romance, en Febrero de 1747, iba precedida de cierto número de soldados para abrir paso, seguidos de dos máscaras con trajes de ministros. Iban después dos danzas de á pie ridiculamente vestidas de varios colores, á las cuales seguian otras dos montadas en burros. Venían después otras dos danzas, de Gitanitas una, y de Mozas grandes otra, todas muy bien prendidas.
«y con gran primor danzaban
como indias de aquel tiempo,
la
Danza de Motezuma,
que era oirla gran recreo. »
Venia por fin un carro estofado de colores, y cuyos cuatro costados estaban cubiertos de infinidad de versos. Veíanse en él á Hernán Cortés y sus soldados rindiendo al Emperador de Méjico Moctezuma, conduciéndose además en el mismo carro los retratos de Carlos V y Fernando VI, siguiendo inmediatamente después seis individuos á caballo con sus flechas y carcaj.
Resulta curioso que estas representaciones a las que se hace alusión, llamadas la Danza de la Conquista o de Montezuma, tienen un origen netamente americano. Fueron misioneros los que, aprovechando antiguos mitotes indígenas, las utilizaron para implicar a los nativos en las fiestas cristianas, promoviéndolas como instrumento evangelizador. De hecho son tradiciones que aún hoy en día se conservan en muchas localidades del nuevo mundo para la fesvidad del Corpus. Si buscais en youtube podeis ver varios ejemplos ¿Cómo llegó esto a los gitanos sevillanos del siglo dieciocho? A mi, aparte de la posible inspiración de algun fraile misionero retornado, no se me ocurre otra conjetura que a través de los viajes transoceánicos de Sebastián Miguel de Varas, que desde antes de 1740, para su casamiento con María la Pajarita, ya residía en Sevilla, y que bien pudo ser testigo de alguna de estas danzas en las américas. Desde luego que no hay prueba alguna, pues nombres y apellidos de los promotores y participantes en aquel festejo no han quedado, pero siendo la población gitana de la ciudad un reducido número, a buen seguro que tuvieron que participar muchos de los que seis años después van a fundar la Hermandad de los Gitanos.
La lástima es que todo este jolgorio por la proclamación del nuevo monarca acabara sólo dos años más tarde como acabó, y que Fernando VI sea recordado precisamente por la orden de prisión general contra los gitanos. Mal pago tuvo aquella teatral conquista de México.
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