En la historia de la fundación de la Hermandad de los Gitanos se ha resaltado siempre el protagonismo que tuvo una mujer: María Josepha García, más conocida como María la Pajarita. Es un caso excepcional en la historiografía cofrade. Ya vimos que tanto José Bermejo como Luis Pérez Porto la nombran en sus respectivas obras, y siempre refiriendo que fue ella quién donó la imagen de nuestro antiguo Titular (1). Investigando en los padrones, tanto de la Parroquia de Santa Ana, como en los de la del Sagrario, la encontramos muchas veces a cargo de la familia, mientras al lado del nombre de su marido aparece la palabra "ausente", lo que es lógico por sus quehaceres de navegante, pero también en alguna ocasión este adjetivo figura junto al nombre de ella, lo que nos indica que muy seguramente sea cierto eso de que viajó con su esposo a América (2). Sus hijos quedaban entonces bajo la tutela de sus abuelos: Juan García "Pajarito", y Luisa Antonia de Flores, que convivieron siempre con ellos en el mismo nucleo familiar. Pero no vamos hoy a hablar de los viajes de María, de los que quizás algún día encontremos más datos, sino de todo lo contrario, de su vida cuando ella se quedaba en Sevilla con la prole, y queremos traer a colación un documento conservado en el archivo de protocolos, por el que Sebastián Miguel de Varas, próximo a emprender un nuevo viaje a las Indias, le otorga ante escribano público amplios poderes para llevar la economía familiar y disponer de sus bienes en su ausencia.
A.H.P.Se. Secc. Protocolos Notariales. Oficio 24. Signatura 17172. Único 1760. Folio 288 r. |
A.H.P.Se. Secc. Protocolos Notariales. Oficio 24. Signatura 17172. Único 1760. Folio 288 vtº. |
Como quiera que se trata de un documento extenso, farragoso y lleno de formulismos jurídicos, y puesto que damos por sentado que nadie entra a este blog para estudiar derecho, hemos optado por resumir la trascripción, que dice más o menos así:
Poder y Licencia Sebastián de Miranda Varas a María Josepha García su mujer
Sépase como yo, Sevastián Miguel de Miranda Varas, Castellano nuevo, vezino de esta ciudad de Sevilla, collazión de Santa María la Mayor en el sitio del Compás de la Laguna y de partida a hacer viaje a las Indias en la proxima flota: otorgo a que doy mi poder cumplido facultad y licencia en forma a María Josepha García mi lejítima muger, también castellana nueva y vecina de esta dicha Ciudad en la dicha collazión referida, especial o general, segun lo necesite, para que pueda regir gobernar y administrar ttodos mis vienes y hazienda, trattar, contrattar y comerciar con ellos con todo quantto le parezca util a la dicha mi muger, comprando y vendiendo qualesquiera bienes muebles y raices, disponiendo de todos los frutos y renttas de ellos y de otros qualesquiera efectos y mercaderías, haciendo con su razón todos los tratos y contratos con las personas, en los tiempos, cantidades y plazos que le pareciere, y dando y tomando en arrendamiento por los tiempos, precios, condiciones y obligaciones que quisiere qualesquier casas y otras qualesquier fincas y bienes raices, haciendo si lo tuviera por conveniente qualesquier fianza o abono y otorgar sobre todo ello y lo demas expresado las escripturas, papeles y contrattos que lo requieran con ttodos los requisitos y circunstancias y me obligue y se obligue en todo al cumplimiento de quanto en razón de los expresado y sobre todo lo aqui expresado y demás que se le ofrezca pueda dar y ottorgar en mi nombre y representando mi propia persona cualesquiere poder o poderes que ttenga por convenientes con todas las clausulas que se requieran general administración, relevazión y obligazion en forma (...) Fecha la cartta en Sevilla a siette dias del mes de junio de mil settezientos y sesenta años y el ottorgante lo firmó de su nombre en este Rejistro y presenta por testigos de su conocimiento que juraron en forma de derecho ser el contenido y llamarse como se ha nombrado a Juan Anttonio de Garfias, oficial de la pluma y vezino de esta ciudad y a Luisa Antonia de Flores, vecina de ella collazión de Santa María la Maior que presenttes estaban y que se nombraron y siendo testigos del otorgamientto el dicho Juan Antonio de Garfias Pedro de Gazeaga y Francisco del Real vecinos de esta dicha ciudad=
Es curioso que, en una época en que el registro civil no existía, y menos aún normativas sobre el uso y orden de los apellidos, el escribano anota al comienzo Sebastián Miguel de Miranda Varas, y él firma al final Sebastián Miguel de Varas Miranda. La escritura se fecha en 1760, cuando la familia no se encuentra ya radicada en Triana, sino en un lugar muy particular de la otra orilla del río.
No lejos del convento del Pópulo y cercano a la calle de la Mar, la actual García de Vinuesa, por la que tantas personas transitaron para embarcarse hacia el nuevo mundo, se encontraba el Compás de la Laguna, barrio que había sido antiguamente la mancebía de Sevilla, pero que por esta época se estaba intentando rehabilitar desecando un antiguo brazo del rio que en las crecidas lo anegaba, a lo que debía su nombre. Allí tenemos a la familia de Varas Miranda empadronada entre 1759 y 1779 (4) . Dos décadas en las que, aunque en las mismas contadas calles de la pequeña barriada, figuran en distintos domicilios, lo que nos hace pensar que vivían de alquiler y que María tuvo que usar más de una vez ese poder para tomar en arrendamiento que le había dado su marido. Los vemos viviendo unas veces en una llamada casa de la Ánimas, otras en casa de la Verónica, en la casa de la Soledad, casa del Granado, corral de los ciervos, corral nuevo. Aquel era un barrio además con presencia gitana. Una desgraciada presencia resultado de la prisión general de gitanos de 1749. Allí, en el famoso corral del Agua, fueron recluidas un buen número de castellanas nuevas forasteras, arrancadas de sus familias en aquel intento de exterminio. A las sevillanas, como se sabe, se las llevaron a Málaga.
En un informe de agosto de 1750 sobre en que lugar establecer un hospicio municipal, el teniente de asistente de la ciudad, don Raimundo de Sobremonte, indica: “No he hallado otro más a propósito que el que llaman Compás de la Laguna, donde hoy existe en custodia las gitanas que no han pedido las justicias de sus respectivos pueblos (...) con la comodidad de estar hechas ya las obras para que estén en clausura”. Y es que el barrio conservaba aún la cerca que separaba a la antigua mancebía del resto de la ciudad (5). Tenía incluso su propia puerta, el arco de Atocha, que no daba a extramuros, sino que miraba hacia el interior, en lo que hoy es el cruce de la calle Jimios con Gamazo y Zaragoza. En la esquina del restaurante Becerra podemos ver aún incrustada en la pared una de sus columnas.
"Mapa del citio, o plan de la Ysleta, del Compaz, y la Laguna, della Ciudad de Sevilla" (1749) Archivo de Simancas. |
Aquel pequeño y cerrado enclave, prácticamente un gueto, fue la zona donde María tuvo que sacar a su familia adelante durante las ausencias de su esposo. En alguno de esos padrones de la parroquia del Sagrario, concretamente el de 1775, año en que el fundador está ausente por una larga temporada y María vive junto a su hija y su yerno Juan Monje, figura incluso una anotación junto al domicilio con la palabra "taberna". Es cierto que las mujeres en el antiguo régimen gozaban de pocas libertades, y todavía en el siglo de las luces estaban bajo la protección y tutela o de sus padres o de sus esposos, pero algo estaba cambiando, y especialmente para las gitanas. El hecho de que aquella infamia que se conoce como la Gran Redada las hubiera dejado de la noche a la mañana sin sus hombres, y que las recluyeran con sus hijos menores, debió de suponer una nueva coyuntura que las llevó a tomar a la fuerza las riendas de lo que quedaba de sus familias, y nada debió de ser igual desde entonces. En el caso de María, pasado ya aquel triste episodio, los viajes de Sebastián Miguel fueron un acicate más para ese protagonismo que tuvo en los años fundacionales de la hermandad y que ha hecho que su nombre, aunque no conste como el de su marido en las viejas reglas de la cofradía, sí que aparezca archivado en los oficios de los escribanos públicos que intervenían en el tráfico mercantil (6), y que por supuesto haya quedado escrito con letras de oro en nuestra historia. Esa fue la Pajarita: una gitana empoderada del siglo XVIII.
1.- Véase en el blog MARÍA LA PAJARITA Y SU CRISTO.
2.- Archivo Parroquia de Santa Ana. Padrones. Caja 149/1. Año 1744. Fol. 27 r. N. 413.
3.- Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Sección Protocolos Notariales. Oficio 24. Signatura 17172. Único 1760. Folios 288 r y vtº. "Poder y licencia Sebastián de Miranda Varas a María Josepha García su mujer"
4.- Archivo de la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla. Libro Sacramental. Padrones nº 33 a 40.
5.- AGUILAR PIÑAL, Francisco, "La Sevilla de Olavide", Sevilla, 1966, pp. 53-55
6.- Poder y licencia Sebastián de Miranda y Varas a María Josepha García su mujer. A.H.P.Se. Sección Protocolos Notariales. Sign. 17172. Fol.288 r y vtº. Año 1760.
Poder para testar Sebastián de Miranda y Varas a su mujer. A.H.P.Se. Sección Protocolos Notariales. Sign. 17172. Fol.289 r y vtº. Año 1760.
Sustitución de poder María Josepha García a procuradores. A.H.P.Se. Sección Protocolos Notariales. Sign. 17172. Fol.416 r y vtº. Año 1760.
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