lunes, 1 de agosto de 2022

MARÍA LA PAJARITA Y SU CRISTO

Es conocida por todos los hermanos de la Sacramental de los Gitanos la leyenda de María "La Pajarita", aquella mujer que tuvo un papel relevante en la fundación de la hermandad, al donar la antigua efigie del Señor de la Salud. El primero en recoger esta tradición oral que, un siglo y algunos años después de los sucesos, debía de circular aún entre los hermanos, fue don José Bermejo y Carballo, que dice textualmente:

«La Imagen del Señor, titular de esta Hermandad es de singular hermosura y de mucha devocion. Sobre su procedencia ó adquisicion dicen algunos hermanos, como cosa tradicional, que fué donada por una mujer, conocida por María La Pajarita cuyo marido, por su pobreza, habiendo ido á America, de cocinero en un buque, hizo allí caudal. Y volviendo á Sevilla en el tiempo en que se trataba de la fundación de esta Hermandad, como él y su mujer eran personas devotas, ricas y sin hijos, tomaron parte en la empresa, y entre otros donativos hizo ésta el de la expresada Efigie» (1).

Aquel cocinero de un buque se llamaba Sebastián Miguel de Varas y Miranda, y su mujer, María García, que era apellido harto frecuente entre los gitanos trianeros y sevillanos de la época. El más numeroso, conforme a los censos de gitanos, tras el de Vargas. Se conoce que en 1748, un año antes de la gran redada contra los gitanos, ya estaban el fundador y su señora de vuelta en Sevilla, por su participación como padrinos en el bautizo de un chavorrillo en la real parroquia de Santa Ana, documento que localizó el historiador Juan de Dios Ruiz Sambruno, y que en su día se publicó en el boletín de la hermandad (2). Lo que no se sabe es cómo les afectó a ambos la orden de prisión general contra los gitanos. Quizás se libraron si aún estaban en América cuando se hace el censo de la población gitana en 1746, porque éste es el que se utilizaría para hacer la gran redada. Entre las medidas que acompañaban a la orden de prisión y trabajos forzados contra los castellanos nuevos estaba la incautación de todos sus bienes, y habrían perdido toda su pequeña fortuna ganada allende los mares, lo que parece que no sucedió. Sí que están los dos, ya ancianos, en el censo de gitanos que mandó hacer Carlos III tres décadas después de la fundación de la corporación, en 1783, aunque Sebastián Miguel, que figura con la profesión de “navegante”, aparece con sólo su segundo apellido, Miranda. Quizás por un error del funcionario, o porque nuestro fundador, escarmentado como tantos gitanos de la utilidad que había tenido el censo del 46, quisiera estar lo menos identificado posible.

Pero volviendo a la leyenda, al relato que transcribió Bermejo añade sólo unos años después Luis Pérez Porto algunos detalles que ofrecen importantes matices, seguramente tras consultar a las mismas fuentes, los descendientes de las familias gitanas que habían fundado la hermandad:

«Se desconoce quien fuera el autor de la Sagrada imágen del Señor, que es muy devota y según nos aseguran fué traida a esta ciudad y donada a la hermandad por una mujer conocida con el nombre de "María La Pajarita", la que no teniendo dinero para su manutención se fué a América con su esposo, y habiéndose hecho allí de fortuna volvió a esta ciudad con la expresada efigie al mismo tiempo que se fundó esta hermandad y como no tenían hijos y eran personas de devoción se las donó a los cofrades» (3).


La antigua efigie retratada de cuerpo entero en lo que parece ser un patinillo en el interior de San Román.


Así pues, según contaban los antiguos hermanos, y seguramente de forma muy singular los integrantes de la familia Campos, que prácticamente se habían ido legando la hermandad de padres a hijos, el Señor vino de América con la Pajarita. Esto se conciliaba con la también tradicional atribución de su autoría a Martínez Montañés, cuyo taller trabajó para destacadas ciudades de ultramar un siglo antes de la fundación. Otros adjudicaban la talla de nuestro antiguo titular a Pedro Duque Cornejo, que parece que también tiene algunas obras en Hispanoamérica.

Los modernos historiadores de arte, a partir de Antonio Torrejón Díaz (4), atribuyen la hechura de nuestros dos antiguos titulares a José Montes de Oca, y se puede decir que con la antigua Virgen, tan parecida a la Piedad servita, hay pocas dudas, pero ¿y el Cristo? Torrejón pensaba que ambas imágenes eran las que Montes de Oca talló para el trianero convento del Espíritu Santo en 1738, contratadas en escritura pública por el prior del referido cenobio Baltasar José de Frías, pero hay dos detalles que nos plantean serias dudas. ¿Cómo es que un convento que con vanas excusas no quiere dar cobijo a una recién creada hermandad de castellanos nuevos, deja que se lleven al del Pópulo dos valiosas tallas que su antiguo prior ha comprado sólo quince años antes? Y además, aquel Nazareno que Montes de Oca gubió para el Espíritu Santo era un Cristo de las Tres Caídas. El profesor Jesús Porres Benavides planteó recientemente la idea de que aquel Tres Caídas del Espíritu Santo sea el que llegó a Madrid procedente de una familia sevillana, y que hoy recibe culto en la catedral de la Almudena bajo la advocación del Cristo de las Misericordias (5).


Cristo de las Misericordias, venerado en la madrileña Catedral de la Almudena, y atribuido por Jesús Porres Benavides a José Montes de Oca.

En cualquier caso, de una imagen que desapareció entre las llamas, y a la que sólo conocemos por fotografías, nunca podremos tener certezas. Me contaba no hace mucho mi amigo Pepe Vega, como su padre, el inolvidable hermano Francisco Vega Moreno "Francisquito", tantos años vestidor de nuestro Cristo, recordaba como el antiguo tenía en la espalda pintado en rojo una especie de sello o anagrama, que si hoy hubieran tenido la oportunidad de estudiarlo los modernos historiadores de arte quizás nos hubiera sacado de dudas. Pero eso ya no puede ser.

A lo mejor sea nuestra querencia por las historias y leyendas de nuestros mayores, pero la verdad es que uno ve en las viejas fotografías las prodigiosas manos de aquel Nazareno, y no cabe otra cosa que pensar que, si no las talló Montañés, lo hizo otro "Dios de la madera" a su altura, y que aquella María La Pajarita, esposa de Sebastián Miguel de Varas, hizo a la hermandad el más hermoso y valioso regalo que recibió a lo largo de su historia. 


Comparativa de las manos de nuestro antiguo Cristo con las de Jesús de Pasión, obra de Montañés.



1.- BERMEJO Y CARBALLO, José. "Glorias religiosas de Sevilla o noticia histórico descriptiva de todas las cofradías de penitencia, sangre y luz fundadas en esta ciudad". Sevilla, 1882. Página 258.

2.- RUIZ SAMBRUNO, Juan de Dios. "Sobre Gitanos sevillanos del siglo XVIII y su Hermandad". Boletín número 38, de noviembre de 2003, conmemorativo del CCL aniversario. Páginas 23-29.

3.- PÉREZ PORTO, Luis C. "Relación é historia de las Cofradías Sevillanas desde su fundación hasta nuestros días". Sevilla, 1908. Página 147.

4.- TORREJÓN DÍAZ, Antonio. "Montes de Oca. Escultor". Páginas 81 y 82.

5.- PORRES BENAVIDES, Jesús. "Una posible obra del escultor José Montes de Oca (ca 1676-1754)". Boletín de Arte nº 36. Universidad de Málaga, 2015. Páginas 231-234.


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