No hace mucho le pedí a Pepe Vega que me pasara una bonita y curiosa fotografía de su padre que es un fiel reflejo de otra época, y que, con el permiso de nuestro querido hermano, quiero compartir con ustedes en el blog. Se trata de una instantánea tomada en 1958 en la Plaza Nueva, a la puertas del ayuntamiento, y en ella podemos ver a tres antiguos y señalados cofrades de nuestra corporación, José María de la Concha Meneses, Francisco Vega Moreno "Francisquito", y José María Loreto Lázaro, dispuestos a descargar de un camión los candelabros de cola del palio, a fin de exponerlos con los estrenos del resto de las cofradías en el salón Colón de la casa grande, como entonces era costumbre. Se observan las palmeras que originalmente exornaban la plaza, y al fondo el edificio del Banco Vitalicio, con las pinturas murales de Juan Miguel Sánchez. Llaman la atención las caras de felicidad y satisfacción de nuestros hermanos, y no era para menos.
Estos candelabros de cola, que durante bastante tiempo fueron uno de los pocos enseres en plata de ley del palio, poseen su intrahistoria, y que mejor para contárosla que tirar como solemos hacer de hemeroteca, y traeros aquí un recorte de la Hoja del Lunes del 24 de marzo de aquel año, que dice así:
"Este año estrena la Hermandad de los Gitanos los candelabros de cola del palio de Nuestra Señora de las Angustias, obra magnífica en plata repujada del artífice señor Armenta. Se trata de un caso digno de ser conocido, por las circunstancias a que ha dado lugar este estreno.
El pasado año fué invitado a presidir el paso de palio su hermano mayor honorario, el duque de Alba, pues sabido es que los duques de Alba son cofrades de la citada hermandad, por la que sienten gran devoción a sus titulares.
Cuando el paso llegaba a la plaza del Duque, los candelabros de cola, en una levantada violenta, cayeron al suelo al partirse por su mitad, retrasándose bastante el recorrido. El duque de Alba se informó de que dichos candelabros eran de metal y le habían sido prestados por carecer de los mismos.
Al día siguiente, el ilustre prócer dispuso que fueran construidos los candelabros de cola en plata de ley repujada, como así lucirán este año, llevando uno de ellos el escudo de la casa ducal, y el otro el de la hermandad.
Ni que decir tiene cómo están de agradecidos los hermanos por este hermoso rasgo tan espontáneo y de realización tan inmediata."
La anécdota del accidente de los candelabros, que hace bueno aquel refrán de que no hay mal que por bien no venga, me la contó en su día el antiguo mayordomo José Lérida y Vargas, que la vivió con gran disgusto vara en mano en la presidencia del paso, y cabe añadir, según me refirió, que los candelabros que se partieron en plena estación de penitencia se los había pedido prestado a la Hermandad del Cristo de Burgos, que también tuvo que estrenar unos nuevos en 1958 (1). Igualmente me contaba el tío José Lérida que se le advirtió al duque que no era necesario que se realizaran en plata, puesto que ni los varales estrenados dos años antes, ni los respiraderos, que aún se estaban completando, estaban hechos en el noble metal, pero el duque, don Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, se empeñó en que los regalaría en plata de ley, quizás presintiendo que algún día nuestra Virgencita tendría un paso todo de plata digno de Ella, cosa de la que se encargaría muchos años después su esposa, nuestra querida Cayetana de Alba, a la que Dios tenga en su gloria.
Aquel año de 1958 fue crucial para la hermandad. Comenzó con la aprobación por el palacio arzobispal de unas nuevas reglas que habían de regirla en adelante, y se efectuaron las primeras elecciones tras mucho tiempo, que ganó Manolo Moreno, con lo cual terminaron las continuas gestoras que habían gobernado la corporación, y en las que tanto peso había tenido el propio José Lérida (2). Se iniciaba un nuevo y esplendoroso tiempo, y estos candelabros venían de algún modo a resaltar esta circunstancia.
Detalles del basamento de los antiguos candelabros de cola. Fotos de Manuel Ferreiro Perera en 1997. |
La nota de prensa nos aclara por otra parte que fue el orfebre Emilio García Armenta quien los realizó, lo que no es un detalle baladí, porque más de una vez se han atribuido erróneamente a Manuel Román Seco (3). Cuando se hicieron por Ramón León los actuales en el 2002, se decidió con buen criterio conservar en ellos el basamento de los antiguos de Armenta, lo que también tiene su simbolismo. Una hermandad debe crecer sobre la base del respeto a lo heredado de sus mayores.
Hemos querido completar estas líneas con unas fotos que el recordado Manolo Ferreiro (q.e.p.d.) le realizó a los referidos candelabros en 1997, unos años antes de que fueran remozados. En ellas se puede admirar la delicadeza del repujado del orfebre cordobés afincado en Triana. Una obra que lo mismo puede pasar inadvertida en el palio entre tanta belleza, pero creemos que merece la pena hacer memoria de su pequeña historia, para conocimiento de las nuevas generaciones, en agradecimiento a don Luis Martínez de Irujo, a quien la comisión gestora nombró Hermano Mayor Honorario y Perpetuo (4), y en recuerdo de aquellos hermanos que con tanta ilusión recibieron este bonito regalo para nuestra bendita titular.
- ABC de Sevilla. Edición de 13 de marzo de 1958. Pág. 34.
- Las nuevas reglas se refrendaron en cabildo general celebrado el 10 de febrero de 1957, pero la aprobación eclesiástica tardó. El decreto de la vicaría general del arzobispado aprobándolas no llegó hasta el 28 de abril de 1958, y finalmente es el 15 de junio de ese año cuando se celebra cabildo general de elecciones, tras dieciséis años de gestoras.
- DE LA CONCHA DELGADO, Federico y otros. "Semana Santa en Sevilla. El mundo oculto de las cofradías". Imprenta Sevillana. 1982. Pág. 284.
- Acta de cabildo de oficiales nº 35, de 13 de mayo de 1957. Archivo de la secretaría de la Hermandad Sacramental de los Gitanos.
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