miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA ÚLTIMA MADRUGÁ DE CURRO PUYA

El diario madrileño "El Sol" publicaba el Sábado Santo 4 de abril de 1931 una nota fechada en la tarde del día anterior, y firmada por la agencia de noticias "Febus", en la que se hacía una crónica de la entrada de las cofradías de la madrugá sevillana de aquel año. Decía así:


Diario "El Sol" (número del 4 de abril de 1931. Hemeroteca de la Biblioteca Nacional)

Francisco Vega de los Reyes, "Curro Puya" de apodo familiar y el primero de los "Gitanillos de Triana" en los carteles taurinos, tenía motivos para estar especialmente satisfecho aquel Viernes Santo de 1931. Había tomado la alternativa sólo cuatro años antes y su carrera como matador de toros era fulgurante. La hondura nunca vista de su toreo con el capote lo había encumbrado como una figura imprescindible. En Triana, la antigua rivalidad de la afición sevillana entre los partidarios de Joselito el Gallo y los de Belmonte parecía ahora resucitar entre sus seguidores y los de otro genio gitano nacido también en el viejo arrabal, Joaquín Rodríguez Ortega "Cagancho". Ambos toreros eran hermanos de nuestra corporación por tradición familiar, y aquella madrugá de 1931, como vemos en este recorte de prensa, los dos coincidieron en la presidencia de la cofradía. Curro le había regalado al Señor una túnica lisa de valioso terciopelo que lució en aquella estación. Joaquín seguro que también aportó lo suyo para que todo saliera como el Señor y la Virgen merecían. Para esa época la hermandad se había embarcado ya en el proyecto de realizar un nuevo paso de Cristo que el propio Francisco Vega había avalado personalmente y en el que también echó sus buenos dineros.

Eran otros tiempos en los que la estación de penitencia terminaba en la plaza de San Román en un ambiente de sana celebración. Otro año, con más o menos dificultades, se había conseguido sacar la cofradía a la calle, y con la satisfacción del deber cumplido se improvisaba una fiesta en "El Uno de San Román" en la que sí, había también su cante. La antigua taberna, recientemente desaparecida, tenía entonces una gigantesca cañera de vino que sólo se usaba este día grande, y los dos toreros la llenaban con rumbo para invitar a su gente. Cuentan que hasta Cagancho se arrancó y cantó una saeta (1).

Poco podía imaginar Curro Puya aquella mañana de Viernes Santo que prácticamente dos meses después, el 31 de mayo, un toro llamado Fandanguero le cornearía en la plaza de Madrid fatalmente. Gitanillo no murió hasta la víspera del día de la Virgen de los Reyes, en agosto, y en su capilla ardiente, en la madrileña clínica del Doctor Crespo, se colocó un estandarte para que lo velara, el de su Hermandad de Los Gitanos, que quiso tener ese detalle con él. Años después, en 1944, su afligida madre entregó el traje de luces que había vestido aquella tarde de su cogida, y con él se confeccionó una saya para la Santísima Virgen de las Angustias (2).


La Virgen de las Angustias vistiendo la saya de Curro Puya en su traslado de Santa Catalina a San Román en la mañana del día de año nuevo de 1950. En la manigueta izquierda José Vega de los Reyes, hermano del diestro y Hermano Mayor de la cofradía entre 1954 y 1956.

Para terminar con este recuerdo del malogrado torero haremos nuestras las palabras que el Padre Cué escribiría en su libro "Dios y los Toros":

"¡Qué triste estás, y qué bonita estás, Angustias de los gitanos, en Sevilla, cuando te visten la saya blanca y oro que fue traje de luces de Curro Puya, «Gitanillo de Triana», y que te regaló su madre angustiada por la muerte trágica del hijo!

Y quedas toda envuelta, Angustias, blanca y oro, en el exquisito homenaje de sus verónicas lentas, gitanas, melancólicas..." (3)
Reportaje sobre la cogida y muerte de Gitanillo de Triana en el semanario "Nuevo Mundo" (4)



1. SALAS, Nicolás. "Morir en Sevilla". Editorial Planeta. Barcelona 1986. Págs. 47 a 51. 
2. Diario ABC de Sevilla. Edición de 1 de junio de 1944.
3. CUÉ ROMANO, Ramón. Dios y los toros. Imprenta Roel, La Coruña. 1967
4. Semanario Nuevo Mundo. Edición de 22 de agosto de 1931.

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