Por poco que se sepa de colores, a cualquier hermano de nuestra corporación que se le pregunte por el azul pavo, dirá que es el color de uno de los mantos de salida de nuestra bendita titular, María Santísima de las Angustias, ese manto que hoy se empeñan en llamar "de la coronación", porque la Virgen lo lució en la misma, pero que tiene bastantes años más.
El acta de un cabildo de oficiales celebrado el 31 de julio de 1959, firmada por el entonces secretario D. Salvador Millán Navas, y con el visto bueno del hermano mayor D. Manuel Moreno Serrano, en el punto número 8º del orden del día, se expresa en estos términos:
"También se acuerda por unanimidad que el color del nuevo manto para la Stma. Virgen que esta Junta de Gobierno piensa mandar a construir este año sea el de azul pavo"
"También se acuerda por unanimidad que el color del nuevo manto para la Stma. Virgen que esta Junta de Gobierno piensa mandar a construir este año sea el de azul pavo"
Todo tiene sus razones, y la elección del azul pavo no fue casual precisamente. Es muy poco conocida una idea que abrigaban desde años antes algunos hermanos y que se planteó incluso en un proyecto de reglas que finalmente no llegó a buen término. La hermandad estaba obligada desde 1942, por un decreto de la autoridad eclesiástica, a configurar unas nuevas ordenanzas, pues las vigentes estaban desfasadas. Se sucedían las gestoras y no terminaban de cuajar una reglas a gusto de todos, y es en 1953, con ocasión del segundo centenario de la corporación, cuando se redacta este proyecto del que hablamos, y en el que se establecía que el hábito nazareno de los hermanos que acompañaran a la Santísima Virgen fuera distinto de los que escoltaran al Señor, como en muchas otras cofradías de capa. Se pretendía que el terciopelo del antifaz, la botonadura y el cíngulo fueran en este caso de color azul pavo, reservándose el morado para los que iban en los tramos de Cristo.
Hoy resultaría casi impensable una iniciativa tal, por el gasto que ocasionaría a los hermanos, pero entonces, que la mayoría de las túnicas eran propiedad de la hermandad y se cedían a la hora de sacar la papeleta de sitio, tampoco era tan descabellada la idea. Sobre todo teniendo en cuanta el reducido número de nazarenos que había. Era cuestión de comprar un centenar de antifaces nuevos de este color, e ir ampliandolos poco a poco, conforme fuera creciendo la nómina de la cofradía, pues en esa época eran más lo que querían salir en los tramos de palio, y se incrementaban año tras año, todo lo contrario a lo que hoy pasa. Las modas.
El caso es que aquel proyecto de reglas ni siquiera se presentó a un cabildo general, y las finalmente aprobadas un lustro más tarde, sancionadas por la autoridad eclesiástica el 28 de abril de 1958, desistián de la creación de este nuevo hábito. El azul pavo se escogió como color del nuevo manto de la Virgen sólo un año después, la Excma. Sra. Duquesa de Alba regaló el terciopelo de Lyon, la Hermandad contrató el bordado con Carrasquilla, y hasta ahí llegó aquel curioso intento que no sabemos como hubiera resultado.
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