domingo, 1 de octubre de 2023

UN QUINARIO PREDICADO POR EL PADRE TRENAS

Ya mencionamos aquí la influencia que tuvo la Compañía de Jesús en la hermandad en los años cuarenta del pasado siglo, a raíz sobretodo de la dirección espiritual del padre Pedro María Ayala, el sacerdote que bendijo al Señor de la Salud y que murió en olor de santidad (1). Fue Ayala quien convenció a otro afamado soldado jesuita, el escritor mexicano Ramón Cué, para que predicara el quinario de 1948 (2), y tampoco sería de extrañar su intervención en el de 1949, aunque el abnegado sacerdote falleció sólo unos meses después, en octubre de aquel año.

Si el quinario de 1948 se había organizado por una comisión de cultos constituida al efecto, presidida por el párroco de San Román y Santa Catalina, con José Vega Niño "Joselete"  y Diego Vargas García, "Diego de Concepción" como vocales, y con José Vega de los Reyes "Gitanillo", José Mª de la Concha Meneses, Francisco Ponce Redondo y José Mª Forcada Cabanellas, como auxiliares, éste que nos ocupa es el primero que organiza la junta gestora que encabeza en funciones de hermano mayor Francisco Antúnez Garrido -el recordado Paco Antúnez- que llevaba en su junta de teniente a Nicolás Moreno Serrano, a los mayordomos José Vega de los Reyes y Francisco Vega Moreno "Francisquito", de secretario a José Mª de la Concha Meneses, y de consiliarios a Antonio Moreno Serrano, Antonio Moreno Rodríguez, José Filigrana Lérida y Pedro Rodríguez García (3).

Adquirí recientemente a un anticuario una convocatoria de mano de este quinario de 1949, el último celebrado en Santa Catalina antes del regreso a San Román, y que se desarrolló durante los días 30 y 31 de marzo, y 1, 2 y 3 de abril. En la misma, ocupando la sagrada cátedra, figura otro conocido miembro de la compañía, el Reverendo Padre Manuel Trenas López, director de la congregación mariana de los Javieres, y secretario de la procura de la misión del Japón en Andalucía.



El padre Manuel Trenas, nacido en 1914 en Málaga, había llegado destinado a Sevilla precisamente en 1948, y aunque pronto empezó a ser conocido entre las cofradías por el impulso que dió a la fundación de la Hermandad de los Javieres, sería principalmente su entregada labor social con los chiquillos huérfanos la que le hizo popularísimo en la ciudad. Trenas fundó y dirigió la Casa del Niño Jesús, la institución que después se conocería como "La Ciudad de los Muchachos", nombre que se tomó prestado de una película americana interpretada por Spencer Tracy. Como una especie de versión andaluza de aquel padre Edward J. Flanagan, Trenas se desvivió por encauzar a aquellos centenares de chavales a los que dio acogida, llegando a pedir personalmente limosnas para su manutención. Murió en 1981, y tiene una calle con su nombre en la barriada de Bami como reconocimiento a su labor (4).



Pero volviendo a la convocatoria de este quinario que adquirí, realizada y costeada, cómo no, por la imprenta de D. Francisco Vera Mármol, viene ilustrada con una conocida fotografía de la Virgen del afamado Juan José Serrano, en la que nuestra titular aparece vestida con un manto de camarín de la Caridad del Baratillo, recogido en sus brazos, como siempre lo llevó nuestra Virgen, fajín militar y la saya atribuida a Rodríguez Ojeda de finales del siglo XIX, que entonces estaba pasada a un tejido blanco. Era por aquellas fechas vestidor Francisco Ponce Redondo, y su impronta se deja ver en la forma del tocado, que le cubre casi toda la frente. Pocos años después Juan Miguel Ortega Ezpeleta tomaría prestado de Garduño el tocado con el pico macareno, que es con el que muchos la hemos conocido durante prácticamente toda nuestra vida.

De aquel quinario que predicó el padre Trenas se conservaba en el salón de actos de la antigua casa-hermandad una vieja fotografia de Albarrán, en la que se distingue el ábside del presbiterio de Santa Catalina, destacando la profusión de cera, y la presencia de un San Juan Evangelista, cedido, que no parece que sea el de la hermandad de la Exaltación. El año anterior se les había pedido prestado, pero finalmente hubo que colocar una imagen de la Magdalena.





La verdad es que eché de menos esta fotografía en alguna de las últimas veces que pisé aquella casa para sacar mi papeleta de sitio. Luciano Conde, prioste en los años noventa, que conocía el percal, me pidió una vez que le ayudara a confeccionar un inventario de aquellos cuadros cuando yo era un joven secretario, y de aquel me acordaba bastante bien. Me llamó entonces mucho la atención la suntuosidad con que celebraban los cultos en los años cuarenta, aunque fuera con enseres prestados. El cuadro años después parecía haber desaparecido, pero afortunadamente le pregunté por él no hace mucho a Juan Carlos Vázquez Alejo, ya entonces miembro de la comisión de archivo, indagó, y finalmente lo encontró guardado en un cajón, junto a la chimenea de la sala de juntas, y con un buen montón de cristales de otros cuadros rotos encima. Menos mal que se creó este grupo de archivo y que parece que ya se le presta más atención a las cosas históricas. Aunque claro, la historia le duele a quien le duele, y para algunos parece que es mejor olvidarla. La hermandad empezó con ellos.


(1) Véase en el blog la entrada "El Padre Pedro María Ayala", publicada en noviembre de 2019.

(2) RAMOS SÁEZ, Javier. "Una comisión de cultos en la Hermandad de los Gitanos", en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Nº 656, Sevilla, abril de 2013. Pp. 754-756.

(3) Cargos que aparecen en el libro de registro de hermanos de abril de 1949. Archivo de la secretaría de la hermandad. 

(4) Infosj. Información de la Compañía de Jesús en España. "Una calle en Sevilla dedicada al padre Trenas". 5 de diciembre de 2014.


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