lunes, 1 de febrero de 2021

EL BRIGADA RAFAEL ABRIENDO LA COFRADÍA



La Banda Montada del Tercero Ligero de Artillería.

En la historiografía cofradiera resalta la figura casi mítica del célebre brigada Rafael, aquel músico militar cuyo virtuosismo al clarín hizo las delicias de nuestros bisabuelos, y que se hizo leyenda en la Semana Santa de las primeras décadas del siglo XX. Hoy no puede haber ya nadie con la edad para poder decir que escuchó en vivo y en directo al maestro, pero yo sí conocí a alguien: al tío José Lérida y Vargas que en paz descanse, al que tanto deben estas páginas. Él me llegó a contar que el brigada y su banda montada salieron un año delante de la cruz de guía de la Hermandad de los Gitanos.

Confieso que yo entonces dudé. Joselito Lérida nació en 1914, y en aquella época sería un chiquillo de unos diez años, edad en la que a veces los recuerdos nos confunden ¿No sería que lo vio en alguna otra cofradía y su ya anciana memoria lo situaba en su propia y querida hermandad de toda la vida? Pero no. Una vez más, como con la túnica de Farfán, como con la corona de espinas de Joaquín Bilbao, como con todas esas historias antiguas que él me relataba cuando iba a visitarlo a su casa, la hemeroteca le dio la razón.

El diario sevillano La Unión hacía el Sábado Santo de 1924 la siguiente crónica de la estación de penitencia de nuestra hermandad en la madrugada:


La de los Gitanos

Hemos prescindido del orden con que las cofradías hacen su estación, porque tanto valdría como reseñar de memoria, copiando el horario, referido a tiempo pasado.

Detrás de los dos pasos del Calvario vienen los de la Cofradía de la Esperanza de Triana. No hacemos de ellos mención por ahora, hasta "su momento", que es frente a la cárcel del Pópulo, ya amanecido.

En la plaza del Duque esperan su turno el Nazareno y la Virgen de San Román, cofradía pobrecita pero muy simpática del clásico barrio "astronómico" donde están las calles de la Luna y del Sol. Traen la Banda de Trompetas de Artillería. Cada cual demuestra su lujo como puede, y Los Gitanos, a falta de buenos bordados, se hacen bordar su estación con las filigranas del brigada y del cabo trompeteros, quienes no necesitan de las trompetas de la fama para ser célebres, porque por mérito de las suyas propias ya lo son.


Diario La Unión, 19 de abril de 1924
.

No mencionaba el periodista los nombres y apellidos de tales brigada y cabo trompeteros, ni hacía falta, porque en aquellas fechas toda la ciudad sabía que el clarín y la trompeta que arrastraban a chiquillos y mayores a ver a la Banda Montada del Tercero Ligero de Artillería abrir los cortejos penitenciales los tocaban el brigada Rafael Macías y su mano derecha, el cabo Carmona.

Rafael Macías Borras (1887-1934) nació en el Barrio de San Bernardo y con tan sólo catorce años ingresó en el ejército. Ya en 1917 era una figura famosa en la semana santa sevillana, como lo prueba el hecho de que en esas fechas se le regalara un clarín de plata a través de una suscripción popular que encabezó el mismo Alfonso XIII, así que en ese año de 1924 en que La Unión lo sitúa con los Gitanos, el brigada y su banda montada estaban en todo su apogeo. Se lo rifaban las hermandades, de modo que imaginamos el esfuerzo que tuvo que realizar la junta de gobierno, encabezada entonces por el hermano mayor Antonio Moreno Vega, para que el popularísimo militar saliera con nuestra cofradía.

No fue desde luego el único año en que la hermandad abrió su cortejo con una banda montada a caballo. Sabemos que en 1928 se pretendía traer a la Banda de la Caballería (véase "Una reunión en la calle Castilla"), aunque finalmente no se consiguió, pero en 1929 sí que se pudo contratar a la Banda de Clarines de Intendencia, que también montaba a caballo.

En 1934 tenemos el testimonio gráfico de una fotografía de Juan José Serrano, que Juan Carlos Vázquez adquirió a un coleccionista, en la que aparece la Escuadra de Batidores y Clarines de Caballería delante de nuestra cruz de guía por la plaza de Argüelles. Precisamente en febrero de ese mismo año había fallecido nuestro legendario brigada, según cuentan, de una enfermedad en sus pulmones provocada por los muchos esfuerzos a los que los sometió en su vida. Así, con su muerte se inició el declive de aquella sevillana costumbre. La mecanización del ejército, que aceleró la guerra civil, fue acabando con los caballos en los cuarteles, y consiguientemente en las cofradías, pero siempre quedará en la memoria de la ciudad aquel Brigada Rafael que con su clarín marcó toda una época de nuestra Semana Santa.

La Escuadra de Batidores y Clarines de Caballería delante de la cruz de guía de Los Gitanos en 1934 por la plaza de Arguelles. Foto de Juan José Serrano del archivo de Juan Carlos Vázquez Alejo.



CASTROVIEJO LÓPEZ, JOSÉ MANUEL. "De bandas y repertorios. La música procesional en Sevilla desde el siglo XIX". Editorial Samarcanda. Sevilla, 2015.
GONZÁLEZ GARCÍA, BENIGNO. "El Maestro Rafael. Recuerdo de aquel trompeta solista que daba armonía a la Semana Santa sevillana". Diario ABC de Sevilla, edición del 12 de abril de 1968. Pp. 15 y 16.

1 comentario:

  1. El Brigada Rafael compaginaba su dedicación a la música con el empleo civil de portero en el inmueble Rodrigo Caro 2 (frente al bar las.Columnas) en el que vivían mis abuelos. Ellos nos contabsn que murió de una afección pulmonar caysada por el esfuerzo de sus interoretaciones con la cornta.

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