Mucho se
ha escrito y de forma diversa sobre los años de la Segunda República en los que
no salieron las cofradías: en 1932, con la conocida excepción de la Estrella, y en 1933. Mientras que para unos la decisión
estuvo plenamente justificada por motivos de falta de seguridad ciudadana y por
el anticlericalismo que mandaba en la política, para otros las hermandades se
dejaron manipular por los elementos más conservadores, que las regían a través
de la Federación de Hermandades y Asociaciones Piadosas de la Diócesis de
Sevilla, constituida el 14 de febrero de 1932.
Es
cierto que el nuevo régimen político no contaba aún con un mes de vida cuando
ya se produjeron en varias ciudades graves incidentes que acabaron con el
incendio intencionado de edificios religiosos. Aquel mayo de 1931 se había
saldado en Sevilla con la capillita de San José arrasada por las llamas, y con
el saqueo de los conventos de las Mínimas, el Buen Suceso, los Paules,
Capuchinos y el Colegio de Villasís. La aparente pasividad de las autoridades
locales alarmó a los católicos, y todavía se enrareció más el ambiente cuando
se adoptaron una serie de medidas legislativas en orden a instaurar un laicismo
militante, como la retirada de los crucifijos de las escuelas públicas, la
prohibición del toque de campanas o la supresión de la ayuda estatal al culto y
al clero.
En la
cuaresma de 1932, ante el desorden social y temiendo atentados terroristas,
comenzó en el seno de las hermandades y cofradías un debate acerca de la
oportunidad de realizar o no ese año la estación de penitencia. El día 10 de
febrero se celebró en un restaurante de la calle Albareda una reunión de
hermanos mayores para estudiar el asunto, y aunque la postura mayoritaria fue
contraria a las salidas procesionales, se dejó que el cabildo general de cada
hermandad tomara la decisión final.
Recorte de "El Noticiero Sevillano". 11 de Abril de 1932 (1) |
Días
después, la recién constituida Asamblea de la Federación de Hermandades, lo que
hoy podría decirse el Consejo General de Cofradías, decidía que en esa Semana
Santa se velara el Monumento de la Catedral la noche del Jueves Santo por todas
las hermandades de Sevilla. Las hermandades asumieron el costo de la instalación del
monumento, porque el ayuntamiento negó la subvención que hasta entonces daba al
cabildo catedralicio para su montaje.
Parece
ser que las autoridades locales deseaban las salidas de las procesiones, al
menos para dar una sensación de normalidad. Se garantizó a las cofradías que
ellas sí que cobrarían la subvención. Incluso la del año anterior, que había
dejado pendiente de pago el ayuntamiento monárquico. El gobernador civil, D.
Vicente Sol, trató de influir en la decisión de nuestra cofradía enviando un
generoso donativo, conocedor de las sempiternas dificultades económicas de la
hermandad.
Las
cofradías fueron celebrando sus cabildos extraordinarios para decidir sí salir
o no en procesión en la Semana Santa. En la nuestra, se acordó por unanimidad
no salir. Además, se hacía mención del mismo modo que los
días próximos a Semana Santa los pasos estarían expuestos en San Román para que
los fieles pudieran visitarlos. Con el donativo de D. Vicente Sol se compró un hermoso ramo de flores que se envió a su señora esposa.
Como es sabido, esa Semana Santa sólo procesionó la Hermandad de la Estrella, el Jueves Santo, sufriendo una serie de altercados en su recorrido. Horas más tarde, llegada
la madrugada, a nuestra hermandad le correspondía el horario de cuatro y media
a cinco de la mañana del Viernes Santo en el turno de vela ante el monumento de
la Catedral. Cada hermandad se citaba
discretamente en la Puerta del Lagarto del Patio de los Naranjos, se organizaba
en la Sala Sacramental del Sagrario, y desde allí, encabezada por la cruz de
guía, hermanos de paisano con cirios, y el estandarte corporativo, pasaban ante
las cuatro caras del monumento eucarístico, ante el que se realizaban los rezos
durante media hora. Pero ¿Quién dijo que la Hermandad de los Gitanos no iba a
hacer aquella madrugada pública demostración de fe por miedo? Mientras unos
hermanos quedaron en el templo custodiando a nuestros sagrados titulares, otro
grupo de hermanos, vestidos de paisano, pero en su mayoría descalzos, salió por las puertas de San Román con su cruz de guía y su
estandarte, como si de un viernes santo más se tratara, y desde allí fue
perfectamente formado por las calles de Sevilla hasta la catedral para honrar
al Santísimo. El que fuera inolvidable vestidor del Señor, Francisco Vega Moreno, "Francisquito", que participó en esta insólita procesión con tan sólo trece años, la recordaba como uno de los momentos más emotivos que había vivido en la hermandad (2). Los cofrades a los que iban a relevar quedaron tan impresionados
de tan valiente gesto que muchos de Pasión y el Gran Poder regresaron a sus
sedes del mismo modo.
En cualquier caso, los
temores que habían tenido aquel año muchos sevillanos no fueron infundados. No habían transcurrido dos semanas desde el
Domingo de Resurrección cuando una mala noticia despertó a la ciudad. La Iglesia
de San Julián había sido incendiada en la madrugada del 8 de abril por unos
desalmados que echaron gasolina bajo su puerta. La Virgen de la Hiniesta,
atribuida a Montañés, el Cristo de la Buena Muerte, la Hiniesta Gloriosa,
habían perecido entre las llamas.
Con
estos antecedentes, en 1933 todas las cofradías decidieron no realizar la
estación de penitencia, y se repitió el turno de vela. Nuestra hermandad volvió
a montar sus pasos y al parecer se montó tal algarabía en la plaza de San Román que el nuevo
gobernador civil, D. Joaquín García Labella, se personó en la misma, donde se
le recibió con entusiasmo, invitándosele a pasar al
interior de la parroquia. La prensa nos ofrece
versiones contradictorias de esta visita según el sesgo político de cada
periódico.
El madrileño y republicano diario "Ahora", del que fue subdirector Manuel Chaves Nogales, nos da la versión más pintoresca. El gobernador fue recibido en la iglesia de ¿San Ramón? con vivas al Cristo y a la República, se cantan infinidad de saetas e incluso dice que hubo un intento de sacar el paso, del que al final se desiste.
Recorte del diario Ahora, edición del 15 de abril de 1933 (3). |
Otro
diario nacional, "El siglo futuro", de orientación carlista, no se
queda atrás en cuanto al costumbrismo. Da a entender que el gobernador se
presentó casi para resolver un problema de orden público en San Román, "el
barrio de los gitanos". Los vivas aquí son a "la Sevilla
católica". Se añade que hubo trompetas y tambores y se tocaron marchas
procesionales, aunque nada se dice de que se intentara siquiera salir. Es el
párroco quien abre las puertas del templo, y los gitanos se están hasta el
amanecer cantando saetas y dando vivas.
El que
parece más ecuánime es el diario "El Sol", para el que la prestigiosa
agencia de noticias Febus reporta lo siguiente:
"El
gobernador civil acudió durante la madrugada a la plaza de San Román, donde se
hallaban congregados todos los gitanos de Sevilla, para reverenciar a su
Cristo. Los cofrades, al advertir la presencia de la primera autoridad
gubernativa, le invitaron a pasar al interior de la iglesia, donde le hicieron
un entusiasta recibimiento, alternándose los vivas a Cristo, a la Virgen de los
gitanos y a la República. Algunos gitanos cantaron saetas" (5).
Lo que
sí está claro es que, a pesar de lo convulso de aquellos tiempos, ninguno de
los que estaban esa madrugada en el templo podía vislumbrar la terrible
tragedia que se iba a vivir en España tres años más tarde. Ni aquellos
antiguos hermanos podían imaginar que iban a perder las Sagradas Imágenes a las que
vitoreaban, ni el pobre gobernador Joaquín García Labella intuir que sería
fusilado en su Granada natal por sus ideas políticas.
1. Hemeroteca Municipal de Sevilla. El Noticiero Sevillano. 11 de abril de 1932.
2. Boletín Informativo de la Hermandad de los Gitanos nº 16. Febrero de 1990. Pág. 14.
2. Boletín Informativo de la Hermandad de los Gitanos nº 16. Febrero de 1990. Pág. 14.
3. Hemeroteca D)igital de la B)iblioteca N)acional de España. Diario Ahora. 15 de abril de 1933. Página 8.
4.
H.D.B.N.E. El Siglo Futuro. Sábado 15 de abril de 1933, Página 2.
5. H.D.B.N.E. El Sol. 15 de abril de 1933. Página 6.