Allá por 1993 ayudaba yo a mi
padre en la secretaría de la Hermandad. Iban a celebrarse unas elecciones a las
que no se presentaba y quería dejar el cargo lo más ordenado posible a su
sucesor, así que andábamos clasificando los expedientes personales de los
hermanos. En esta tarea me topé con un puñado de hojillas de inscripción muy
antiguas, con el antiguo escudo de la corporación, que no estaban archivadas en
carpetas, sino atadas con una gomilla. Le pregunté a mi padre por ellas y me
contestó que así las había visto él siempre. De ese modo estaban en el armario que
había tras de nuestra capilla en San Román, en aquel cuartillo que hacía las
veces de mayordomía, secretaría, priostía y hasta sala de juntas, y así pasaron
a nuestra casa de hermandad cuando esta se adquirió. Ojeándolas me llamó la atención
que aparecían personas que no estaban en el libro de hermanos más antiguo de
los que se conservaban en nuestra secretaría, uno con diligencia de apertura
fechada en 1949, firmado por el entonces Hermano Mayor D. Francisco
Antúnez Garrido, y el Secretario D. José Mª De la Concha Meneses. Me resultó también curiosa la doble numeración que aparecía en aquellas hojillas. Un número
pintado en lápiz de color, y otro atrás, mayor, con lápiz de mina negra.
Cotejando con el libro las numeraciones de estas hojillas, y las de otras que sí
estaban debidamente archivadas, comprobamos que unos números, los de color, se correspondían con los de dicho libro de 1949, pero la numeración anterior debía de ser de una
lista que se habría perdido, pero que era posible reconstruir simplemente ordenándolas. A este trabajo nos pusimos, más por curiosidad
histórica que por otro fin, y nos salió esta lista de hermanos, cuyo primer
folio publicamos hoy aquí, y que es un reflejo de la sociología de aquella
Hermandad que venía en su mayoría del otro lado del puente a rendir culto a sus
Titulares. En efecto, si nos fijamos en los domicilios de aquellos hermanos,
vemos repetirse las calles del viejo arrabal y guarda: Pagés del Corro, Pelay
Correa, Evangelista, Rocío, Pureza, Ardilla. Eran los años anteriores al
desalojo de los corrales trianeros de los cincuenta, que supuso el exilio de
muchas familias gitanas de aquella Triana que se perdió para siempre.
El listado reconstruido tiene
también el valor de mostrarnos los viejos linajes de hermanos gitanos que
gracias a Dios subsisten en nuestra corporación. Vemos de hermano número uno a
Manuel Vega Romero, padre de los “Gitanillos de Triana”, y a su hijo José Vega
de los Reyes, Hermano Mayor en los años cincuenta, bajo cuyo mandato se
reconoció a la Hermandad el título de sacramental. El torero Rafael figura en otro
folio siguiente, y aunque ya por esas fechas debía de vivir en Madrid, aparece
como su padre y su hermano con domicilio en la Alameda, en el número 2 de
Leonor Dávalos. Atrás había quedado ya la vieja fragua en el 120 de la Cava.
Ahí están también los hermanos
Caballero Heredia, José y Vicente, que también fue Hermano Mayor antes de la
guerra civil. En la contienda por cierto había caído luchando “Por Dios y por España”,
como indicaba en el lenguaje grandilocuente de la época una vieja convocatoria
de cultos en la que se dedicaba una misa al sufragio de su alma, otro Caballero Heredia, Juan. Convocatoria por cierto
que presidía nuestra sala de juntas, porque anunciaba la bendición de la imagen del Señor, y que no sé porque ya no está colgada allí.
Será que lo de la memoria histórica llegó también a la calle Socorro.
Continúa la lista con toda una nómina de
viejas glorias de nuestra hermandad, hombres que lucharon lo indecible por
recuperarla del desastre de julio del 36: Mateo Filigrana Vargas, Joaquín
Serrano Filigrana, también Hermano Mayor, José Vega Niño, Mayordomo y timón de
la Hermandad en tan duros años, los hermanos Santos y Juan José Bermúdez
Vargas, Paco Antúnez, al que se le concedió en un cabildo general el número uno a perpetuidad, los hermanos Javier y Joselito Lérida Vargas, Francisco
Vega Moreno, nuestro “Francisquito”, el hombre que con más mimo y devoción ha
vestido al Señor de la Salud, y por supuesto los Nicolases, los hermanos Moreno
Serrano, nietos de aquel Nicolás Moreno Camacho que ostentaba la vara dorada en
1891, el año de nuestra primera salida procesional desde San Román. Entre ellos
Manuel Moreno Serrano, Hermano Mayor tantos años, que acaba de cumplir
felizmente los noventa y seis, y que creo que es hoy nuestro hermano más antiguo.
Pero me faltaba uno ¿Dónde
estaba en ese listado reconstruido Antonio Vega de los Reyes? Antonio,
mayordomo en las fechas en que este era el cargo realmente importante de las cofradías, fue quién encargó a D. José Caro la
hechura del palio de nuestra Señora en 1935, antes de la guerra, le tocó vivir el incendio de San Román, y toda la reconstrucción de la Hermandad. Durante su mandato, su madre, Carmen de los Reyes García, donó a la Santísima Virgen el traje de luces con el que otro de sus hijos, Francisco Vega de los Reyes, "Curro Puya", había recibido la fatal cornada en la plaza de toros de Madrid que le llevó a la muerte, y con el que se confeccionó una saya que la corporación conserva como una reliquia.
Desconocía la fecha de la muerte de Antonio, pero gracias a nuestro grupo de facebook y sobre todo a nuestra hermana Reyes Vega Iglesias, integrante del mismo, me he enterado que murió en abril de 1947, con sólo cuarenta y dos años, por lo que aquel listado que reconstruimos entre mi padre y yo sólo puede tener una fecha, 1948.
Sirva el mismo de testimonio de la fidelidad a la Hermandad de unas familias cuyos apellidos se repiten a lo largo de su historia, y que como el caso de nuestra amiga Reyes, continúan alumbrando el camino al Señor de la Salud y a su bendita madre de las Angustias.
Desconocía la fecha de la muerte de Antonio, pero gracias a nuestro grupo de facebook y sobre todo a nuestra hermana Reyes Vega Iglesias, integrante del mismo, me he enterado que murió en abril de 1947, con sólo cuarenta y dos años, por lo que aquel listado que reconstruimos entre mi padre y yo sólo puede tener una fecha, 1948.
Sirva el mismo de testimonio de la fidelidad a la Hermandad de unas familias cuyos apellidos se repiten a lo largo de su historia, y que como el caso de nuestra amiga Reyes, continúan alumbrando el camino al Señor de la Salud y a su bendita madre de las Angustias.
La Stma. Virgen vistiendo la saya de Curro Puya el verano pasado. |