En esta noche de hoy, tan especial para nosotros, en la que a todos nos gustaría estar junto a nuestros Sagrados Titulares, realizando la estación de penitencia o contemplándolos pasearse por las calles de la ciudad, queremos que estas páginas os acompañen en este mal rato que estamos pasando, así que vamos a remontarnos a 1920, y a rememorar lo sucedido justo hace cien años.
No fue tampoco la de aquel año una semana santa fácil. El país atravesaba lo que los historiadores han llamado el trienio bolchevique, un periodo convulso que no dejó de tener su reflejo en la semana santa. En la madrugada del viernes santo de 1919 se había producido un atentado a la salida de la catedral del paso de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Explosionó un artefacto que habían dejado allí alevosamente, hiriendo a un sacerdote, al que finalmente tuvieron que amputarle la pierna, pero lo peor fueron las carreras y el tumulto que el suceso ocasionó, que no debieron de ser muy diferentes a las que hemos conocido en épocas más recientes. No se conoce como afectó aquello de modo particular a nuestra cofradía, pues la prensa de entonces no lo reflejó, pero sí que nuestro cortejo tuvo que pasar por unos palcos desiertos, abandonados por las autoridades y el público, entre los que cundió el pánico.
Para la semana santa de 1920 hubo pues una especial preocupación por el orden público, ante los rumores de que pudieran repetirse situaciones parecidas, y la alarma entre los cofrades aumentó cuando se declararon una huelga de los panaderos de Alcalá, otra de ferroviarios, y hasta una de costaleros, así que no es de extrañar que el entonces hermano mayor, Nicolás Moreno Vega, reclamara al ayuntamiento para ese año una escolta especial: la de la Guardia Municipal.
En el archivo municipal se conservan los escritos dirigidos ese año por nuestra hermandad al consistorio. En el primero, fechado el 11 de marzo y firmado por el mismo Nicolás Moreno, la hermandad comunica su intención de hacer estación de penitencia "llevando el mismo itinerario que en años anteriores"1
Pero es un segundo escrito, enviado el mismo miércoles santo, el que queremos traer aquí. Dice así:
Pero es un segundo escrito, enviado el mismo miércoles santo, el que queremos traer aquí. Dice así:
Archivo Histórico Municipal de Sevilla. |
Excelentísimo Señor Alcalde Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de esta Capital
Excelentísimo Señor:
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima
de las Angustias, establecida en la Parroquia de San Román, solicita a V.S se sirva dar las órdenes oportunas para que fuerzas de esa Guardia Municipal custodien nuestros dos pasos en la estación que verificamos en la madrugada del Viernes Santo; siendo la salida a las dos y media de la madrugada.
Es gracia que espera merecen de V.S cuya vida guarde Dios muchos años.
Sevilla 31 de marzo de 1920.
Nicolás Moreno.
Al margen aparece la firma ilegible del funcionario que ordena se envíe para su trámite la solicitud a la comandancia, sita entonces en el nº 2 de Almirante Apodaca, en el edificio de los antiguos juzgados, precisamente donde hoy se conserva el documento. Al dorso, tras la palabra "cumplimentado", figura la firma accediendo a la petición del propio comandante de la Guardia Municipal D. Manuel Pedroso Rodríguez.
Fotografía tomada desde la calle Sol a Nuestro Padre Jesús de la Salud en San Román en una soleada mañana de Viernes Santo circa 1920. Fototeca Universidad de Sevilla. |
Al final, aquella madrugada fue una madrugada más, y no hubo que lamentar incidentes. Las crónicas hablan de la afluencia de público y del alto precio que se cotizaron las sillas de la carrera oficial para presenciar el paso de las cofradías2. Una hermosa madrugada de Viernes Santo como la que volveremos a vivir, si el Señor y su bendita madre quieren, el año que viene y los siguientes.
Quizás muchos de vosotros, en casa, pensáis como yo lo solos que deben estar nuestros titulares en estos momentos. En una situación normal estaría formándose la cofradía, y un revuelo de túnicas y capas blancas llenaría el santuario. Estarían como deben de estar siempre, rodeados de sus hermanos, pero puede que os consuele pensar que hay quien cuida de Ellos y de todos nosotros. Nuestra Policía Local, heredera de aquella Guardia Municipal, y entre la que tenemos a hermanos que lo están dando todo en estos días graves, sigue custodiándolos, hoy como hace cien años. Nuestro agradecimiento a ellos y nuestras oraciones para que El Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias les acompañen y les libren de todo mal.
Quizás muchos de vosotros, en casa, pensáis como yo lo solos que deben estar nuestros titulares en estos momentos. En una situación normal estaría formándose la cofradía, y un revuelo de túnicas y capas blancas llenaría el santuario. Estarían como deben de estar siempre, rodeados de sus hermanos, pero puede que os consuele pensar que hay quien cuida de Ellos y de todos nosotros. Nuestra Policía Local, heredera de aquella Guardia Municipal, y entre la que tenemos a hermanos que lo están dando todo en estos días graves, sigue custodiándolos, hoy como hace cien años. Nuestro agradecimiento a ellos y nuestras oraciones para que El Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias les acompañen y les libren de todo mal.